“UMA” es un burdo embuste

Huir de los filmes venezolanos ya es un hábito entre mis paisanos, pero la sala estaba repleta. Las caras variaban: jóvenes y no tan jóvenes; desde el más bromista hasta el más tranquilo; parejas, grupos de amigos. Desconozco si las razones están vinculadas al horario, pues las funciones más tempranas se agotaron y solo sobraban otras de noche. Esto último es importante destacarlo por la inseguridad y el pésimo transporte de Ciudad Guayana. O si hay algo, un granito, una partícula de fe en nuestro séptimo arte que las masas, por motivos culturales, ahora buscan consumir. Pero pienso, a la vez, que mucho tuvo que ver el éxito de filmes como “Papita maní y tostón” (ambas partes) que fomentaron el venezolanismo al máximo y se “inventaron” (valga el sarcasmo) la formulita para sentarnos en las butacas y estar atentos al mínimo chiste de un guion mal redactado.

Las teorías están, sin embargo el ruido en mi cabeza sigue, porque la película Uma (2018), dirigida por Alain Maiki, fue tan desagradable que me cuesta entender los reconocimientos expuestos en sus carteles: Burbank International Film Festival, mejor filme extranjero; International Filmmaker Festival of World Cinema, Milan, mejor director y mejor filme extranjero; Monaco International Film Festival, mejor filme; entre otros que alcanzan las 16 premiaciones en festivales pequeños y medianos.

uma3
Uma, mas allá del amor, ha sido galardonada en festivales de cine. Foto: cortesía.

Se trata de la segunda película de Maiki y su primera en el género romance. En un principio la producción estuvo pensada en Mérida, Venezuela, pero por “problemas de logística”, como explica el director en una entrevista para Redes Gran Cine, todo el filme fue rodado en Italia.

Según lo muestra la página web de Imdb, al menos 4 compañías formaron parte de este proyecto independiente (como fue vendido): Amz Venezuela (de la cual no hay información en la red), Epic In Motion, cuyo fundador es el mismo director, director de fotografía, y productor del filme; Skyrocket Miami, productora audiovisual de Miami; y Trinitus Productions, empresa audiovisual fundada en 2016 por la argentina Natalia Denegri, productora ejecutiva del filme quien tuvo un papel secundario en este, y es conocida por la producción del documental “RCTV, 10 años después”, ganador de un premio Emmy.

Me senté en mi butaca con el optimismo de quien espera satisfacción. De quien tiene fe (a pesar de los errores del pasado en el cine de nuestro país) por filmes que dejaron algo en mí como “Pelo malo”, “Azul y no tan rosa”, “La casa del fin de los tiempos”, “La hora cero” (de la cual no soy el más grande fan, pero admiro su producción), “Hermano”, entre otras destacables historias.

Pero me di un batacazo.

 

Uma (Alexandra Braun) es una joven locamente enamorada de su novio Leo (Orlando delgado) un escritor (nunca sabes qué escribe exactamente). La película cuenta cómo estos personajes, venezolanos en Italia, se aman, se besan, se dicen cosas lindas al oído, hasta que ocurre un accidente que los pone en riesgo a los dos.

Sin estructura no hay historia

Field Syd, en su libro “El Manual del Guionista”, explicaba que la estructura es el elemento más importante del guion. “Es la fuerza que lo mantiene todo unido; es el esqueleto, la columna vertebral, la base”, por lo tanto, una estructura eficiente hace a una película eficiente. Esta contiene esa línea argumental que guía al espectador entre las capas de la historia; asimismo, es de lógica pensar que un guion debe contar con una línea de acción dramática lo suficientemente sólida para mover la trama de manera fluida.

El filme está tan forzado a ser “algo” que parece no decidirse. Tiene un inconveniente gigante de identidad: hay elementos que bailotean al azar pero que no terminan de ensamblarse en algo coherente.

Lo que ocurre con el filme “Uma, más allá del amor”, escrito por  Rosa Clemente García y Raúl Prieto, es que su estructura tiende a la flojera. Tanto así que la historia parece tambalearse a medida que los personajes intentan mantener su equilibrio sobre las arenas movedizas del cliché y el lazy screen-writing.

uma4
Los personajes principales aparentan química, pero no hay suficiente material en el guion que respalde su relación casi “perfecta”. Foto cortesía.

El fallo principal de la estructura es que tanto los guionistas como el director no agregan elementos suficientes a la trama para que esta parezca que avanza. Además, lo que se cuenta, y esto también tiene que ver con la forma en la que está editada la película, a veces no tiene coherencia porque los tonos de la historia varían interminables veces, que incluso hasta es difícil colocar al filme en algún género. ¿Es romance? ¿Es melodrama? ¿Es comedia? ¿Es suspenso? ¿Es algo paranormal? ¿Qué es Uma?

uma5
El filme sufre de personajes planos, aunque la fotografía casi salva algunas escenas sin sentido. Foto cortesía.

La estructura es repetitiva, tediosa y llena de lugares comunes. Hay decenas de planos de la protagonista sentada en un pasillo del hospital llorando, lamentándose, recordando la vida con su prometido. No hay nada en los flashbacks que añada valor a la relación entre ambos ni que sume importancia a la trama.

La “sólida línea de acción dramática” que menciona Syd varía siempre con el filme. Pongamos de ejemplo una historia de romance como “Llámame por tu nombre”, una película en la que parece que no pasa mucho pero esos silencios, pausas, esperas, y largas miradas tienen un propósito narrativo. Hay una línea de acción dramática que no se siente, pero está.

Con Uma ocurren dos cosas sobre lo anterior descrito, con respecto al tono y a la línea de acción. El primer acto está repleto de los clichés del romance: la chica guapa, el chico guapo, la ciudad hermosa, planos generales de Italia, conversaciones condescendientes, juegos de palabras predecibles. Cuando ocurre el accidente y el primer plot point (no es spoiler porque sale en el tráiler), hay un giro en el tono y ahora Uma es un ser miserable.

Field Syd explica que la creación de un personaje resulta esencial para el éxito de cualquier guion y agrega que “la acción es el personaje, una persona es lo que hace, no lo que dice”.

Esto a simple vista parece una decisión acertada. Nuestro personaje feliz, ahora sufre, lo que le da dimensión ¿cierto? Ahora la trama se mueve ¿verdad? Aquí nace el otro engaño del filme: le quiere hacer creer al espectador, de manera forzada, con la utilización de música, edición, y actores, que pasan cosas cuando en realidad la trama sigue estancada a pesar del plot point.

Antes del suceso todo estaba circundado en una espiral de felicidad. Después, todo es una espiral de tristeza. Pero no pasa nada más. El filme está tan forzado a ser “algo” que parece no decidirse. Tiene un inconveniente gigante de identidad: hay elementos que bailotean al azar pero que no terminan de ensamblarse en algo coherente. Todo debido a la débil estructura de su guion y a la floja dirección.

uma-4
El filme se estanca en dramas repetitivos y soluciones poco inteligentes por parte de la protagonista principal. Foto cortesía.

Personajes de cartón

Volvemos a Field Syd, quien explica que la creación de un personaje resulta esencial para el éxito de cualquier guion y agrega que “la acción es el personaje, una persona es lo que hace, no lo que dice”.

“Uma, más allá del amor” está plagada de personajes de adorno. Richie (Henry Zakka), el mejor amigo de Leo y Uma, es un claro ejemplo. Es un chico que solo dice, aconseja, brinda alivio en palabras pero no influye demasiado ni tiene acciones que impulsen la trama.

Lo mismo ocurre con los familiares de Leo, que en un principio los presentan como la típica familia italiana, alegre, tradicional, pero que más nunca tienen relevancia. O más bien, el filme intenta forzosamente que la tengan, e intenta (sin lograrlo) crear momentos entre Uma y estos que en realidad no van a ninguna parte.

uma6
La película tiene una estructura débil que demuestra una idea floja y mal desarrollada. Foto cortesía.

Risas accidentales                 

 Podríamos seguir y abarcar párrafos gigantescos sobre los errores cometidos en Uma. Como su mal montaje, sus actuaciones mediocres (la única resaltante fue la de Braun), el mal uso de la música en escenas que no tenían que ver con la pista, el melodrama, el relleno. Incluso sería bueno destacar que mencionaron a un patrocinador en medio filme de la forma más descarada posible, como si el espectador fuese tonto.

También, cómo no, sería bueno discutir el fallo en la diferencia de la calidad en imagen cuando usaban drones en tomas aéreas. Cómo sobre-usaron, sin ningún motivo narrativo, los gran planos generales solo para mostrar que, en efecto, Italia es un país precioso. Y cómo el editor pudo haber cortado muchísimas tomas.

Lo (medio) positivo:

  • Dirección de fotografía decente, aunque con tropiezos.
  • Actuación principal buena, pero sobre utilizada en momentos dramáticos.
  • Música bien hecha, mal montada en escenas.
uma66
Alexandra Braun es sin duda de las pocas cosas positivas del filme. Foto cortesía.

Podríamos seguir y seguir. Podríamos preguntarnos de dónde salió tanto premio. ¿Quién de verdad financió este filme “independiente”? ¿Qué tan independiente de verdad fue?

Antes de hacerme más preguntas y de levantarme de mi butaca noté que en la sala de cine había un murmullo. Risas, burlas, quejas, “qué mala”, “malísima”. Me incluyo porque me reí, con mis compañeros, de tanta rareza. Me animo a creer que, aunque no lo parezca a veces, el público venezolano sí critica. Y sí se molesta cuando paga por algo de mala calidad. Por eso merece mejor cine. Me gusta soñar con eso.

 1/10

Leave a comment