El sabor efímero y amargo a verano

Este año que pasó fue una mixtura de sensaciones para mí en todos los sentidos. Pero mucho más en el tema del amor. Terminé una relación que duró un poco más de 12 meses e inicié otra más fugaz, casi de inmediato (un mes después de la ruptura) y, tal como inició la primera, todo fue una explosión de cosas y momentos que no me atreví a frenar.

Iba a toda velocidad en un tren de besos, fiestas, alcohol, risas, abrazos, arte, viajes a otra ciudad, comidas, unión y sexo. Solamente me preocupaba por seguir este camino presuroso del enamoramiento.

La relación duró 6 meses nada más. La mitad de lo que duró la anterior. Y lo que al principio fue una probada de deliciosa aventura se volvió poco a poco en una amarga experiencia que terminó por cansarme.

Esta impaciencia de enamorarse tiene loca a mi generación. También la impaciencia (en la que he caído repetitivamente en los últimos meses) de ser queridos. Uno aprende, a los golpes, que no es del todo buena. Pero enamorarse es… una sorpresa.

Es por esto que fue inevitable que amara tanto al filme Llámame por tu nombre, distribuida por Sony Pictures Classics.

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Llámame por tu nombre bien puede tratar de un amor homosexual, pero le habla a un público universal: cualquiera que se haya enamorado puede sentir su mensaje. Imagen: Sony Pictures Classics

¿Cómo frenamos de quiénes nos enamoramos y lo que sentimos cuando lo sentimos? ¿Es acaso posible? Cuando Elio inició su coqueteo con Oliver supo de inmediato que jugaba con el peligro de salir con el corazón roto. Pero no dudó en llenar su plato de la fruta que tanto lo tentaba, en el que sería el verano más hermoso de su vida en Italia.

Llámame por tu nombre  (Call me by your name en inglés) es una película de 2017 dirigida por el italiano Luca Guadagnino (que sigue a su trilogía Deseo, junto a I am love y Bigger Splash), con el guion de  James Ivory adaptado de una novela  de André Aciman. Nos muestra el romance entre Elio, un joven artista de 17 años, y Oliver, un hombre de 24 que llega a Italia por motivos académicos.

Un filme que para mí, y múltiples críticos, fue de los mejores del 2017.

Encuentro con la sexualidad

Gracias a esta película nunca verán un albaricoque con los mismos ojos. Se los escribo, todo en esta pieza audiovisual es tan íntimo que llega a incomodar o a enternecer.

Yo soy de los que está de acuerdo con eso que dicen de que el primer amor es el mejor. Por experiencia personal lo digo.  No solo porque como jóvenes nos topamos con un mundo desconocido de sensaciones, olores, tactos, erecciones sorpresivas, decisiones alocadas y pensamientos extraños, sino porque además, después de tanta espera, empiezan a abrirse las puertas de la sexualidad.

El primer amor de Elio resulta ser exactamente eso.

“Su amor es una mosca. Un insecto conocido por su vida breve de entre 15 y 30 días (y que curiosamente aparece en al menos 4 planos de la película, lo cual no sé qué tan intencional sea). Por eso disfrutan cada momento juntos hasta la desgarradora escena final.”

Llámame por tu nombre, estrenada en enero de 2017 durante el Festival de Cine de Sundance, atrae con la tranquilidad de una película con un aire indie, sin darse mucho apuro para contar su historia y con el manejo adecuado de planos, luz, color, y música, muestra a este chico (Elio) en su viaje por el descubrimiento personal sobre sus propias preferencias sexuales y sentimentales.

La película es una exploración. Un descubrimiento tras otro sobre Elio y Oliver. Sus deseos y su temor a lo efímero del verano.

Y es por todos estos elementos comunes, familiares, hasta cotidianos de las etapas del enamoramiento y el descubrimiento personal, que me atrevo a repetir: es imposible no enamorarse de esta película.

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El filme está bien logrado y brilla no desde lo exagerado sino desde la sencillez de la vida y del amor. Imagen: Sony Pictures Classics

Los eventos ocurren durante el verano de 1983. Todo empieza cuando el padre de Elio, un profesor de arqueología en Crema, Italia, invita al recién graduado Oliver (un judío estadounidense) a vivir en su ostentoso hogar para la ejecución de un trabajo académico. Entre Elio y Oliver surge una atracción pícara que es (en un principio) inocente, pero que paulatinamente echa las raíces del amor y de la madurez sexual.

Elio (Timothée Chalamet), quien es amante de la literatura y la música, durante toda la película lidia con la culpa de sentirse atraído por otro hombre pero esto no lo frena de seguir sus instintos y darle caza a Oliver (Armie Hammer). Incluso, como si intentara tapar quien es realmente, el adolescente busca enamorar a una chica de su ciudad para llevarla a la cama.

Y sí, hay sexo, no mucho pero sí lo necesario para contar bien una historia de amor. Habla de sexo sin caer en clichés. En realidad cae en lo cotidiano, en lo tierno y en lo real del deseo y la curiosidad. Elio cuenta con un jardín amplio lleno de frutas frescas para probar pero solo quiere quedarse con una: su albaricoque extranjero

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Las brillantes actuaciones de los actores principales hace conectar al espectador con la historia. Imagen: Sony Pictures Classics.

El amor en lo visual

2017 también fue el año en que tuve la oportunidad de dirigir y editar 3 cortometrajes para actividades académicas. Y si algo aprendí de ellos es que lograr la iluminación y la coloración adecuada a la historia que cuentas es demasiado importante.

No pude evitar observar que la luz natural que se utiliza en varias de las escenas está inteligentemente manejada con el uso de locaciones y buena dirección de fotografía. Los planos, apesar de su sencillez, dan en el blanco para transmitir una sensación de nostalgia y melancolía. En lo visual, es una pieza poética y estéticamente bien manejada.

“Si supiéramos cómo terminarán las relaciones amorosas que iniciamos la vida sería no solo más sencilla, también aburrida. Y nuestras relaciones estarían llenas de esa angustia por el final. Nadie tiene ese don pero sí somos seres lógicos. Y Elio sabe que el verano en Italia es de solo dos meses.”

Una escena que involucra a Elio mientras come un albaricoque me dejó marcado como espectador. Un plano medio del adolescente acostado. Plano detalle de la fruta. Una iluminación (que bien pudo haber sido artificial) desde la ventana y un cuarto en penumbra. La combinación exquisita para lograr un juego sensual nada desagradable, pero tan íntimo y sincero que hasta duele. Empieza la angustia por la fugacidad del amor.

Los padres de Elio notan la cercanía de ambos pero no se involucran. Lo cual me pareció innovador y fuera de lo común sobre todo en filmes que tienen personajes homosexuales. Por otra parte, Elio, lleno de inteligencia, intelectual y presumido en ocasiones, aún no sabe lidiar por sí mismo con sus emociones ni decisiones de adulto.

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El filme explora el sexo desde la forma más íntima y sincera sin caer en clichés. Imagen: Sony Pictures Classics

Pero no solo los personajes me envolvieron. Los tonos medios son algo amarillos y los más claros parecen contar con una coloración verdosa, esto da una apariencia a verano. La dirección de arte, por otro lado, es exacta, nada despampanante, con colores pastel, y sus pocos elementos dan la sensación de caminar con Elio y Oliver por las calles de Italia en los ochentas.

El sonido es tan sencillo como escuchar las aves en el jardín de Elio y a las personas y autos en las calles de Italia.

Y el soundtrack, Dios mío, ¡qué maravilla! las canciones que principalmente acompañan la historia la hacen brillar más, en gran parte Vision of Gideon Mystery of love de Sufja Stevens; además de la aparición de un tema de The Psychedelic Furs, Love my way que me erizó la piel en una de mis escenas favoritas.

El filme está tan bien logrado que la química entre los protagonistas te transporta a su mundo de amor y seducción: eres parte de esa pequeña mentira.

El amor es una mosca

Si supiéramos cómo terminarán las relaciones amorosas que iniciamos la vida sería no solo más sencilla, también aburrida. Y nuestras relaciones estarían llenas de esa angustia por el final. Nadie tiene ese don pero sí somos seres lógicos. Y Elio sabe que el verano en Italia es de solo dos meses.

Lo curioso es que el espectador también lo sabe, pero logra olvidarlo durante el trayecto. No es hasta que los enamorados caen en la angustia que nos damos cuenta. Vemos el crecimiento de los personajes a través del dolor que ocasiona  la desesperación porque el amor no se acabe. Su relación es una mosca. Un insecto conocido por su vida breve de entre 15 y 30 días (y que curiosamente aparece en al menos 4 planos de la película, lo cual no sé qué tan intencional sea).

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Los colores de la película llenan de vida la historia. Una fotografía bien lograda y buen uso de la luz natural y artificial. Imagen: Sony Pictures Classics

Las actuaciones son exquisitas, la química lograda por Timothée Chalamet y Armie Hammer, actores heterosexuales, hace notar el compromiso que tienen, junto a Guadagnino, de contar una historia que perdurará en el tiempo.

Hay un provecho bien sacado de estos actores y la historia se toma largas pausas en las que aparentemente no pasa mucho: Elio con su música, o un almuerzo familiar, un baile, un coqueteo. Pero la verdad es que en la sencillez está la magia de Llámame por tu nombre. Lo común revela sus verdades

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La dinámica entre Elio y Oliver se vuelve natural y mantiene al que ve dentro de la película, apesar de su lento desarrollo. Imagen: Sony Pictures Classics

Es en los momentos sencillos donde descubrimos al amor verdadero. En una sola mirada, en una comida, cuando la radio coloca tu canción favorita y no puedes evitar bailarla borracho, en la música que tocamos, en nuestros padres. Es tan sutil ese sentimiento que no nos damos cuenta.

Llámame por tu nombre tiene todos los elementos para convertirse en una de las mejores películas románticas de la última década. Y si algo me quedó bien marcado en mis relaciones pasadas, y que quedó confirmadísimo al ver esta maravillosa obra, es que: en lo breve de la vida radican los sentimientos más puros. Por esto, cuando el albaricoque cae por su peso de la rama siempre hay que comerlo de inmediato.

10/10

3 Comments Add yours

  1. Bien contado! Me gusta tu estilo. Disfruté los vídeos

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    1. Raúl Vejar Williams says:

      ¡Qué bueno que lo hayas disfrutado!

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